Hola querido(a) lector(a), bienvenido(a) a una nueva historia de Diario de un Curioso, la cual tiene como objetivo que te relajes, te rías un poco y sepas por qué en ocasiones los souvenirs te meten en problemas.
Si has tenido la oportunidad de salir de viaje ya sea a un lugar cercano o a varios kilómetros de distancia, casi estoy segura de que mínimo en alguna ocasión has comprado un “recuerdito” o souvenir, ya sea para ti o para alguien más.
Y todo está muy bien cuando no tienes que subirte a un avión para transportar dichos objetos, pero oh cielos…pasar por las puertas de seguridad en los aeropuertos con el “souvenir incorrecto” puede meterte en problemas y hacerte pasar un mal rato.
Como dato curioso, la palabra souvenir originalmente es francesa y proviene del latín sub = bajo y venire = venir -venir abajo- es decir “venir en ayuda de la memoria” y precisamente por su propia definición es que los souvenirs son esos objetos irresistibles de comprar gracias a la volatilidad de los viajes y a la fragilidad de la memoria.
De manera vergonzosa he de admitir que soy una adicta a la compra de souvenirs, y digo vergonzosa porque los viajeros experimentados y profesionales -como Alan x el Mundo– saben y mencionan que comprar souvenirs es la peor manera de gastar tu dinero.
Y sí efectivamente, en mis primeros viajes al extranjero era tal mi emoción de querer compartir con mis seres queridos un pedacito de lo que viví que llegué a gastar hasta 150 dólares americanos en souvenirs; ahí me veías llevándole recuerdos a todos mis amigos, a toda mi familia y claro yo también necesitaba tener “unos cuantos”.
En retrospectiva, esos 150 dólares me hubieran servido para pagar experiencias en lugar de objetos que seguramente ya no existen porque ya se rompieron o porque simplemente no fueron funcionales.
Con el paso del tiempo he ido controlando esa necesidad de comprar souvenirs porque también he controlado el sentimiento de culpabilidad de no llevarle nada a nadie salvo a mis papás. Tal vez a ti también te ha pasado que te dices a ti mismo “ahora sí solo voy a comprar 3 souvenirs y no más” y justo al terminar esa frase te viene a la mente tu abuelita o tu mejor amigo diciéndote “cuéntame cómo te fue en tu viaje”, y es ahí cuando te entra el remordimiento por no llevarles aunque sea “un llaverito”.
Bueno pues justo así fue como un simple “llaverito” provocó un malentendido y nos metió en un pequeño problema a Sergio -mi esposo- y a mí en el aeropuerto cuando íbamos de salida para nuestras vacaciones el año pasado. Aquí te va la historia.
La compra
El año pasado hice un viaje académico a la Isla de Vancouver, Canadá, en donde para no perder mi mala costumbre compré varios souvenirs pero en esa ocasión fui “más selectiva” y reduje considerablemente la cantidad de personas a las que les daría algo de manera que incluso quise sorprenderlos con “souvenirs originales”.
Fue así como en las tiendas ya no compraba cualquier cosa sino de verdad me esmeraba por llevar algo funcional y original que permitiera alargar la vida del souvenir en cuestión.
Ya en los últimos días de mi estancia Julie -mi amiga canadiense con la que me hospedé en todas mis estancias académicas- me dijo que su nuera tenía una tienda online y que hacía gorros tejidos y otros accesorios por si me interesaba comprar cosas más originales.
Pues ahí me tenías en casa de su nuera Shanon escogiendo y comprando los souvenirs, entre ellos varios llaveros que sinceramente sí eran fuera de lo común y aparte estaban personalizados.
Al regresar a México entregué los famosos llaveros y tal como lo predije fueron un éxito porque a las personas que se los regalé les encantaron, uno de los afortunados en tener llavero fue Sergio, e inmediatamente lo puso junto con las llaves de la casa.
La revisión
Un par de meses después de la entrega del famoso llavero, hicimos las maletas para irnos de viaje y disfrutar unas merecidas vacaciones (sí las vacaciones siempre son bien merecidas, aunque el jefe diga lo contrario).
En general solo se necesita sentido común para saber cuáles son los objetos que generalmente están prohibidos en tu equipaje de mano al momento de subir a un avión: armas, objetos punzantes, explosivos, inflamables y líquidos principalmente.
Bueno pues también es muy fácil hacer un escaneo mental de tu maleta y tus pertenencias para detectar cuando llevas algo prohibido, pero si lo prohibido esta camuflajeado en forma de llavero no es tan fácil darte cuenta hasta que ya es demasiado tarde.
Ese día, para nuestra mala suerte ya llevábamos un poco de retraso desde que salimos de la casa, y al llegar al aeropuerto nuestro tiempo para abordar al avión era bastante limitado. Afortunadamente hemos aprendido a viajar ligero así que casi nunca necesitamos documentar maleta y por lo tanto pasamos directo a la sala.
De manera que llegamos “trotando ligero” a la puerta de control de acceso y pasamos por el proceso estándar: pasaporte y pase de abordar en mano, bienvenida Karla pasa a la siguiente sala, fórmese en la primera fila. Sergio fue el primero en pasar porque se desespera de mi torpeza para jalar mi maleta y por lo tanto fue el primero en ser escaneado.
Entonces saca las monedas, las llaves, se quita el cinturón, la chamarra, coloca su maleta en la banda y él pasa por el escaner, pero el resto de sus cosas son retenidas. Mientras yo esperaba mi turno pude ver a la distancia que los agentes de seguridad están muy atentos viendo y señalando la pantalla.
Lo primero que pensé fue “los dulces”. En la maleta Sergio llevaba unos dulces de leche tradicionales de Toluca que yo había comprado para regalar a unos amigos que íbamos a visitar, estos dulces son un muy buen regalo para cuando visitamos familia y amigos en el extranjero y nunca habíamos tenido problema de pasarlos, entonces no me preocupé demasiado.
Cuando en eso vi que llegó un par de policías federales y más caballería de seguridad del aeropuerto a ver la pantalla; para entonces ya se me empezaba a mezclar la preocupación de no saber que estaba pasando y el estrés de que el avión nos iba a dejar.
Así que volteé a ver a Sergio con cara de odio y como pude le pregunté: “¿pues que carajos traes en la maleta?”, el pobre de Sergio igual de estresado que yo me contesta: “¡no sé!”. En eso yo intentaba cambiarme de fila para ir avanzado con el proceso y un policía se me acerca y me dice “¿viene con él?” y yo viéndome acorralada no me quedó más que responder “sí, es mi esposo”… “ah pues no puede irse” y en eso cerró el acceso a la fila y las personas que estaban atrás de nosotros fueron reasignadas a otra fila.
La detección
Ya con el sudor corriendo por mi espalda y el estrés a tope, veo que uno de los policías federales saca las cosas de Sergio de la banda y toma el llavero…en ese momento todo tuvo sentido “aaaaah si es cierto…el llavero”.
Resulta que el dichoso souvenir consistía en dos partes, una era un pedazo de cuero que tenía escrito en este caso el nombre de Sergio por un lado y por el otro una palabra motivacional como Brave o algo así. Y la segunda parte era nada más y nada menos que el cartucho vacío de una bala para el arma AK47 o mejor conocida como “cuerno de chivo”.
Obviamente este “original llaverito” activó los protocolos de seguridad del aeropuerto y por eso teníamos encima a una buena cantidad de policías que me hacían sentir que no tardaban en llegar las cámaras de Alerta Aeropuerto para ser trasladados al cuarto obscuro.
Sergio controlando muy bien la situación, les dijo que era un regalo que su esposa (la que había intentado huir de la fila) le había traído de Canadá, porque en Canadá la cacería es legal y esa bala venía de un arma de cacería pero que era un simple adorno, incluso les mostró el “barreno” o agujero que el hijo de mi amiga Julie le hizo para que se viera que era un cartucho vacío.
Naturalmente los policías le dijeron que tenían que quedarse con el cartucho y al terminar de revisar su equipaje no solo el llavero corrió con mala suerte, sino que ahora también…los dulces. Como ya no éramos sujetos confiables, los policías nos indicaron que los dulces tampoco pasaban y que teníamos que salir a regalarlos o tirarlos y como prácticamente ya no teníamos tiempo de subir al avión, no nos quedó de otra que tirarlos a la basura.
Y como toda buena historia de estrés, una vez que logramos subir al avión, no faltó la clásica discusión y mini pelea de los hechos, cada uno defendiendo su punto de vista de porque el otro había sido el culpable de la situación. Afortunadamente esta historia es una de esas de las ahora nos reímos, pero que en ese momento está muy alejado de ser una situación graciosa.
La moraleja
Tristemente, ese fue nuestro último viaje porque pues ya sabes…pandemia. Así que de momento no podré decirte si por fin aprendí la lección de dejar de comprar souvenirs innecesarios y originales pero lo que si te puedo compartir es lo que idealmente deberíamos hacer:
- No comprar souvenirs cuya vida no vaya a ser mayor a 1 año como: llaveros, plumas, lápices encendedores; a menos que conozcas a alguien que realmente tiene una buena colección de esos objetos y que en verdad lo va a atesorar.
- Llevar un presupuesto para souvenirs. Si de plano eres como yo que no puedes evitar comprarlos, haz un presupuesto y cuando llegues al límite…¡detente!
- Solo comprar souvenirs que van a darle un buen toque de decoración a tu hogar. Siempre es muy lindo comprar algún objeto característico de un lugar que sabes que se va a ver increíble en tu sala o en tu recámara y que incluso puede ser un buen tema de conversación cuando tengas visitas.
- Antes de comprar cualquier souvenir exótico revisa las políticas y leyes de transportación de las aerolíneas y de los países que vas a visitar.
Sobre este último punto, el año pasado cuando en Disneyland y Disney World se inauguraron las atracciones de Star Wars, Coca-Cola diseñó la botella de los refrescos en forma de granada lo que los volvió virales y todo el mundo los compró como un buen souvenir.
En un inicio la Administración Federal de Aviación prohibió la transportación de dichas botellas tanto en el equipaje de mano como en el equipaje documentado por ser similares a una granada. Afortunadamente, para cuando nosotros fuimos a Disney esta ley ya había sido eliminada -porque el poder de Coca-Cola no tiene límites- y pude traer las dichosas botellas porque «oooobviamente» las tenía que comprar.
Pero te paso el TIP, en general cualquier souvenir (excepto las botellas de Coca-Cola en Estados Unidos) que tengan forman de granada o bomba definitivamente no pueden pasar.
Así que ya sabes, si te detienen en el aeropuerto por culpa de un “original souvenir” no digas que no se te avisó.
Pues bien, mi querido(a) lector(a) hasta aquí llegó una historia más que espero hayas disfrutado y te haya relajado un poquito. Si te gustó o crees que alguien más necesita pasar un buen rato de lectura no dudes en compartirla y mientras escribo otra curiosa historia te dejo la siguiente frase que acabo de inventar:
Los mejores recuerdos son los que viven en nuestra memoria y se comparten en forma de historias.
Karla Fabila
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10 Comments
Alejandra Rodríguez Soto
Tienes tooooooda la razón! Eso de los souvenirs es una locura… pero, como entrar a esas tiendas en WDW & salir con las manos vacías 🙈!!! Saludos!!
Karla
Siii me declaro 100% culpable de ese tipo de tiendas. Si conoces a alguien igual de adicto que nosotras no dudes en compartirle este post 😉
María Concepción Rodríguez B
Mi querida escritora yo que más puedo decir, si qué es un deleite leer todas tus lindas narraciones. Felicidades y que bueno que nos compartes tus lindas experiencias. Te quiero, besos.
Guadalupe Blanco
Acabo de leer tu anécdota y se muy bien por lo que pasaron. A nosotros nos ha pasado varias veces, sobre todo en USA que son muy paranoicos y exagerados. En el ultimo viaje Manfred compro una enciclopedia y se le ocurrió a la Srita revisar uno por uno. Con una calma………. Que casi perdimos el vuelo.
Karla
Wowww, si que tuvieron suerte de no perder el vuelo, por eso siempre debemos llegar con mucho tiempo de anticipación.
Gracias por leerme y compartirlo!!
Karla
Gracias por ser mi lectora fan #1. Te quiero!!!
Graciela Rodríguez
Que bonito narras Karlita es un deleite leerte.
Karla
Muchas gracias por leerme y por tus lindos comentarios tía! Saludos
Georgina
Karla, que bonito escribes, me hiciste recordar cuando en una revisión de Aeropuerto a la señora que estaba enfrente de mi le quitaron un GALÓN de enjuage bucal jajaja o cuando me quitaron a mi un juego de cubiertos porque obviamente tenían cuchillos 😂
Karla
Muchas gracias por tus comentarios Gio. Tú si que tienes historias divertidas!! Saludos