Jonathan Arriaga: El planeador de locuras

Bienvenido(a) mi querido(a) lector(a) a una nueva publicación de inspiración por si andas buscando ese empujón positivo para seguir adelante. El día de hoy te traigo una historia en donde la personalidad y el carácter de su personaje lo han llevado por el camino del emprendimiento como todo un gran guerrero, así que espero que te guste tanto como a mí. Su nombre es Jonathan Arriaga y esta es su historia.

Jonathan es un intrépido y competitivo ingeniero industrial de 32 años y junto a su hermano Felix en el año 2013 fundaron la empresa a-electronics con la cual comercializan distintos componentes electrónicos, equipos de automatización y robótica, y a la vez ofrecen servicios para la industria como el diseño de sistemas electrónicos, automatización de procesos y consultoría de proyectos tecnológicos principalmente.

Su trabajo y esfuerzo a lo largo de los años ha tenido grandes éxitos, entre ellos el ser uno de los proveedores principales de la empresa alemana Robert Bosch para el desarrollo de proyectos de automatización, lo que incluso los llevó a participar en el diseño de nueva tecnología para Tesla Motors.

También, en colaboración con el Sindicato de Maestros son creadores del Concurso Nacional de Robótica estructurado a modo de maratón, mediante el cual promueven la cultura de la innovación y la investigación tecnológica entre los jóvenes universitarios.

Suena bastante interesante y hasta sencillo de lograr, pero ¿realmente lo es?

El Inicio

Bueno, pues como buenos artistas creativos de la robótica, Jonathan y Felix son una versión alternativa de Steve Jobs y Steve Wozniak porque si bien no comenzaron en un garage, si que comenzaron en el departamento que una de sus tías les rentó.

No obstante, antes de aventurarse a lo que sería una tremenda decisión, Jonathan trabajaba de manera estable en una empresa productora de películas plásticas.

En esta empresa a la que Jonathan le guarda mucho cariño, él aprendió sus mejores técnicas de planeación de materiales y cadena de suministro, en realidad le encantaba su trabajo ya que la empresa realmente estaba comprometida con la integración de sus colaboradores, pero se requería un alto grado de velocidad para la toma de decisiones lo que lo llevó incluso a tener serios problemas de salud.

De manera paralela, Felix comenzó su vida profesional como ingeniero mecatrónico dando cursos de robótica, automatización y especialización en sistemas de control embebidos -en español, son todos los componentes electrónicos que se encuentran dentro de los dispositivos como los celulares-.

Gracias a estos cursos, a Felix comenzaron a llegarle ofertas para el desarrollo de proyectos industriales, y su éxito fue tal que dejó de dormir para poder cumplir con ellos; fue ahí cuando dijo…Jonathan necesito tu ayuda.

La Decisión

Jonathan estaba ante un importante reto, dejar su trabajo y su sueldo estable para apoyar en mente y corazón los proyectos de robótica de su gran maestro y CEO de a-electronics. Si bien fue una decisión compleja, los grandes valores familiares con los que Jonathan fue educado le permitieron identificar el camino sin dudarlo.

Así que ahí estaban, comenzando una nueva aventura en donde su primera semana oficial de trabajo fue más como una experiencia juguetona que requirió la compra e instalación de los muebles y cables de lo que sería la “nueva oficina” y que por supuesto tenía que incluir un frigobar.

Por aquellos tiempos comenzó un boom mundial en el tema de la mini-robótica y la automatización a bajo costo, lo que llevó a las empresas a cambiar sus sistemas de automatización PLC (Controladores Lógicos Programables) por estos nuevos sistemas de control embebidos.

De manera que Jonathan y Felix vieron la oportunidad de oro para ser de los primeros en comercializar los componentes que se requerían para este tipo de automatizaciones, ya que en México y sobre todo en Toluca era difícil encontrar proveedores que los ofrecieran.

En un inicio sus grandes expectativas era hacerse famosos en el sentido de querer obtener reconocimiento en concursos y revistas por la invención de nuevos “robots”, no obstante al igual que a todos, les llego el cheque de la realidad que les exigía ganar dinero para comer y pagar los gastos de la empresa; así que tuvieron que definir los objetivos, las estrategias y los indicadores necesarios para poder ser líderes en el desarrollo de soluciones tecnológicas.

Los Problemas

Y como toda buena historia, se enfrentaron a grandes retos que iban resolviendo conforme se les presentaban, comenzando por la construcción de la autoridad necesaria para ganarse la confianza y credibilidad de los clientes, ya que su corta edad enviaba un mensaje de “poca experiencia” a pesar del historial de proyectos que los respaldaban.

También tuvieron importantes fugas de dinero por su inexperiencia al momento de realizar las importaciones de los componentes y con el tiempo tuvieron que pagar sus multas ante gobierno y aprender las reglas del comercio internacional si querían seguir en el negocio.

La personalidad competitiva y atrevida de Jonathan le ayudaba a mantener la inercia necesaria para hacer crecer el negocio, pero también lo llevó a tomar decisiones arriesgadas al punto que al día de hoy aún se arrepiente un poco de algunas de ellas.

Dada su personalidad de “sin miedo a nada”, la actitud deportiva siempre ha sido parte de su vida, en su época universitaria formaba parte del equipo de basquetbol y al graduarse se dedicó a la bici de montaña.

Sin embargo, su deseo de experimentar nuevas locuras y emociones deportivas lo llevaron a entrenarse como piloto de parapente, un deporte que le encanta y que le enseñó a replantear la manera en la que se veía a si mismo.

Fue así como en un día de entrenamiento, tomó una decisión guiada por la mentalidad del aprendiz experimentado lo que provocó que una de las velas del parapente se doblara y sin tiempo a reaccionar, Jonathan cayó desde una altura de 800mts rompiéndose todas las vértebras lumbares.

Pero como todo buen torero, después de la corneada no tuvo miedo de regresar al ruedo, ya que para recuperar al 100% la movilidad de su columna tendría que comprometerse en su proceso de rehabilitación el cual incluía seguir haciendo deporte.

…después de la caída

Si bien el accidente fue doloroso a nivel físico, lo fue aún más a nivel emocional al darse cuenta de que la coraza del “super hombre” se había roto para mostrarle a un Jonathan con debilidades y oportunidades de crecimiento como cualquier “hombre terrícola”.

Gracias al accidente, al continuar practicando distintos deportes y a la práctica de la meditación guiada por su compañera de vida, es como Jonathan sigue haciendo locuras -incluidas la toma de decisiones de riesgo- pero de manera coordinada, ordenada y estructurada; lo que también lo ha llevado a formarse como un líder que busca influenciar de manera positiva a su equipo de trabajo.

Hoy en día, a-electronics tiene un total de 20 colaboradores, en donde Jonathan se desempeña como el Director Financiero o CFO. En esta posición, él ha aprendido a desarrollar mecanismos para incrementar la productividad de la empresa, a diseñar una metodología para el desarrollo estratégico de los proyectos a la medida del cliente -el talón de Aquiles de las innovaciones tecnológicas en México- y sobre todo a entender a fondo la administración fiscal de la empresa con lo que afortunadamente ha dejado de pagar multas y regalarle dinero “al fisco”.

Los Cambios

Pero como todas las empresas, ellos tampoco fueron inmunes al nuevo virus y nuevamente se vieron cara a cara con nuevos retos como la falta de liquidez para continuar operando.

Por lo que -como parte de su proceso de reinvención- optaron por comercializar tecnología enfocada al Covid-19 la cual incluye estaciones y cámaras de sanitización, lo que les ha ayudado a mantener los puestos de trabajo de sus colaboradores sin dejar de lado que se consideran como una gran familia y que gracias a su apoyo es que están atravesando la tormenta con buen ánimo.

Incluso en las situaciones más complejas como esta pandemia, Jonathan mantiene su personalidad intrépida y aventurera al grado de que la resiliencia para mantener el ritmo la transformó en una especie de adrenalina con la cual se mantiene atento e intrigado por ver “que va a pasar con a-electronics después de la pandemia” y sin importar cual sea el resultado, él está muy contento por todo lo que han logrado ya que si bien hay errores que aún se tienen que corregir “todo ha sido como tenía que ser”.

Y al igual que a muchas personas, la pandemia también provocó un cambio interesante en Jonathan, ya que en sus reflexiones finales revela que entre sus objetivos de vida tenía muy presente alcanzar cierta estabilidad financiera donde pudiera incluso disfrutar de algunos lujos.

Sin embargo, después de los meses de encierro y el no estar en contacto directo con las personas, lo hizo darse cuenta que lo que realmente importa es la familia y los amigos…porque “materialmente nada vale y lo importante es estar vivo” y a pesar de los roces que llegue a tener con su hermano en el trabajo, él reconoce que siempre lo apoyará ante cualquier circunstancia.

Pues bien, mi querido(a) lector(a) hasta aquí llegó esta gran historia que nos demuestra que con valentía y carácter se puede salir adelante incluso de la caída más profunda (literalmente).

Si trabajas en alguna organización -industria, gobierno, universidad- que pueda llegar a requerir los servicios de a-electronics aquí te dejo sus datos de contacto:

Web: a-electronics.com.mx

Facebook: A-electronics

Youtube: Aelectronics

Si te gustó y te inspiró esta historia o sabes de alguien al que le pueda servir para seguir adelante con cualquier proyecto o con la vida en sí misma no dudes en compartírselo.

También si conoces una persona con una gran historia de éxito profesional como la de Jonathan y Oscar no dudes en contactarme…

…CUENTAME UNA HISTORIA Y YO SE LA CUENTO AL MUNDO.

Y mientras se cocina una nueva historia te dejo una frase que nos compartió nuestro servidor, amigo y guía espiritual.

Todo pasa. El dolor pasa, las situaciones difíciles pasan…sigue adelante.

Jonathan Arriaga